Como siempre con los álbumes de King Gizzard, The Silver Cord sirve como plataforma para que la banda explore una variedad de ideas musicales, esta vez enfocándose en: arreglos electrónicos guiados por sintetizadores y rompiendo la noción estructural de una canción. La carátula del álbum muestra al grupo australiano rodeado por una gran cantidad de sintetizadores y dispositivos electrónicos, estableciendo el tono de sus composiciones computarizadas, mientras que las dos ediciones diferentes del álbum, una estándar y otra «extendida», indican a los oyentes qué esperar.

La edición estándar del álbum presenta canciones que son, bueno, más parecidas a lo que sería una canción pop «estándar», con estructuras y estribillos reconocibles, y que llegan a los 3 minutos. La edición “extendida”, sin embargo, presenta temas que oscilan entre 10 y 20 minutos y, como se explica en el comunicado de prensa, “estira el tejido conector entre cada tema lo más que puede, con Gizz operando como sus propios remezcladores disco y explorando las infinitas posibilidades contenidas en estos himnos futuristas extendidos”.