Un disco que brilla por sí mismo, lleno de experimentación y letras carismáticas que muestra a una artista mucho más segura y empoderada, pero a la vez vulnerable y sin miedo a mostrar su parte más íntima.

Por fin ha llegado el tan esperado día. Tras adelantos como la frenética «Ya no quema», su colaboración con el pianista francés Sofiane Pamart en «A Otro Lado», la divertida y extrovertida «Mala Suerte» y la íntima «Mi Parte», dedicada a su madre, Ona Mafalda estrena su primer álbum de estudio, Ona, un trabajo repleto de matices sonoros y pura sensibilidad que da pie a un camino muy prometedor del que aún no queda mucho por descubrir.

La artista comienza con una nueva etapa musical y lo demuestra con este auténtico vaivén de emociones que fluyen entre las sensaciones que se presentan en este álbum. En él, Ona Mafalda experimenta con diversos subgéneros y atmósferas mostrándose así determinada pero, sobre todo, más real que nunca.

Aunque es un disco completamente en castellano, Ona Mafalda no se olvida de sus raíces. Ha creado un sonido propio inspirándose en referencias de la música Búlgara e inglesa. Algunas canciones destacan los tintes del drum and bass de la cultura club de la Inglaterra de los 90’s, década en la que ella nació y en otras como “Destello”, o “Respirar”, la artista juega con las maravillosas voces folclóricas búlgaras en forma de samples.

Deep house, drum and bass, canciones melódicas e incluso una especie de nana conviven en un disco que brilla por sí mismo, lleno de experimentación en la producción y letras carismáticas. Un proyecto que muestra a una artista mucho más segura y empoderada, pero a la vez vulnerable y sin miedo a mostrar su parte más íntima.